Las Médulas: la gran mina de oro del imperio romano en el Bierzo

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Es indudable que en España hay paisajes sorprendentes. Pero cuando ves un paisaje como el de Las Médulas y te das cuenta que esos picos que sobresalen rojizos entre la vegetación son obra del ser humano te envuelve una sensación a medio camino entre la incredulidad y la fascinación. Porque lo que ahora vemos cuando visitamos Las Médulas no es otra cosa que una inmensa explotación minera de la que los romanos extrajeron varias toneladas de oro entre los siglos I y III d.C.

Esta mina de oro se convirtió en la mayor explotación aurífera a cielo abierto de todo del Imperio Romano. En sus 200 años de actividad, se estima que se removieron más de 94 millones de metros cúbicos de tierra y se obtuvieron unas cinco toneladas de oro, algo realmente impresionante para la época.

Para la extracción del oro construyeron numerosos canales excavados en la roca desde los que trasvasaban agua de los ríos Duero y Sil y la almacenaban en unos depósitos desde los que se iba arrojando sobre un gran entramado de galerías subterráneas construidas en las montañas. Esto provocaba que la montaña, al ser de arcilla, se fuese disolviendo, provocando así un gran arrastre aurífero. Este conglomerado de arcilla y oro era conducido hasta los denominados canales de lavado, donde el oro quedaba depositado por su peso, en la parte más baja de la montaña.

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Actualmente Las Médulas conforman un espectacular paisaje en el que las rojizas paredes de las montañas se mezclan con la vegetación formando un entorno único.

Para visitar sus principales atractivos y disfrutar del maravilloso entorno natural, te encontrarás con numerosas sendas que recorren todo el área arqueológica. Destacan la Senda Perimetral, que con 5,7 km es la ruta más larga, y la Senda de las Valiñas, la más transitada debido a su escaso nivel de dificultad y a que en su recorrido incluye dos de las principales atracciones de las Médulas: las cuevas «La Cuevona» y «La Encantada«.

Si lo prefieres, también puedes hacer una visita guiada de aproximadamente 2 horas por los rincones más significativos de la zona arqueológica. Puedes consultar más información AQUÍ.

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Fuente: www.lagosumido.com

Al llegar al pueblo de Las Médulas, a tan sólo 400 metros del parking de la entrada, te encontrarás con el Centro de Recepción de Visitantes, donde te proporcionarán un plano como éste y te facilitarán información sobre las rutas. Además, cuentan con una pequeña aula didáctica con paneles explicativos y recursos audiovisuales en los que encontrarás información sobre los métodos de explotación de la mina. Y, por si prefieres recorrer este entorno en bici, en el mismo Centro de Recepción de Visitantes también encontrarás un servicio de alquiler de bicicletas.

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Pero aunque todo el entorno de Las Médulas es de gran belleza paisajística, hay algunos lugares que sin duda no te puedes perder si las visitas… ¡toma nota!

La Cuevona y la Encantada

Estas dos cuevas son una de las máximas atracciones de Las Médulas. Destacan por sus colosales dimensiones, especialmente si pensamos que esas cavidades están formadas por la erosión del agua.

Las dos cuevas se encuentran en la senda de Las Valiñas, muy cerca la una de la otra. Desde el centro de visitantes también se puede acceder a ellas por otra ruta más corta (unos 500 metros), por si quieres atajar. Una opción es ir por una de las rutas y volver por la otra, que es lo que hicimos nosotros.

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Lago Somido

Otra ruta muy recomendable es la que llega al Lago Somido, un gran lago lleno de nenúfares blancos con magníficas vistas de los picos y paredes rojizas tan características de este parque arqueológico. Este lago ocupa uno de los canales donde se lavaba la tierra para obtener el oro.

Desde la salida del pueblo, donde comienzan todas las rutas, es una senda de tan sólo un kilómetro, con un recorrido muy fácil y agradable.

Poco antes de llegar al Lago Sumido, te encontrarás con la Laguna Grande, también cubierta de nenúfares y juncos, y amenizada con el incesante croar de las ranas. Y justo pasando el lago, a unos 500 metros, llegarás al mirador de Chaos de Maseiros, perfecto para contemplar toda la grandeza de este paraje desde sus múltiples ángulos.

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Mirador de Orellán

El mirador de Orellán es el mirador más visitado de Las Médulas, y su panorámica es sin duda la más fotografiada. Y no es para menos. En cuanto llegas y te asomas a su gran plataforma de madera, la vista que obtienes te deja boquiabierto.

Puedes llegar a este mirador por la senda Perimetral, o dirigiéndote en coche al pueblo de Orellán y siguiendo las indicaciones. Esta última opción incluye un último tramo a pié de unos 600 metros por una pista asfaltada con una cuesta bastante empinada, y si llevas todo el día de ruta y ya estás algo cansado probablemente maldecirás, pero la subida vale la pena… ¡te lo aseguro!

Al lado del mirador podrás acceder a la Galería de Orellán, donde podrás visitar dos túneles y llegar hasta un impresionante mirador situado en la pared totalmente vertical de la montaña.

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Las Médulas y sus castaños centenarios

Una de las cosas que más me llamó la atención del entorno de Las Médulas, fueron los espectaculares castaños centenarios que puedes encontrar dentro de todo el area arqueológica.

Durante la explotación de las minas, los romanos no sólo modificaron la orografía del terreno y el entorno natural, sino que desarrollaron nuevos ecosistemas. Estos castaños son una gran prueba de ello. Estos árboles sustituyeron las encinas que por aquel entonces poblaban la zona para utilizar sus castañas como alimento para los trabajadores de la mina.

Actualmente muchos de estos castaños rondan los 600 años de antigüedad y son una auténtica joya. Los más caprichosos han retorcido sus troncos y ramas creando formas singulares que los convierten en objetivo imprescindible en todas las fotos.

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Comer en Las Médulas

En el pueblo de Las Médulas hay numerosos mesones y restaurantes en los que disfrutar de la espléndida gastronomía leonesa. Pero yo me quedé especialmente prendada de uno. Por sus mesas repartidas por su encantador jardín, rodeadas de árboles y antiguos aparejos de labranza, el corral de las gallinas a un lado, la música celta sonando de fondo… ¡un entorno 100% rural, genuino y en el que se come de lujo!

Este lugar es el Bar-Tapería O Camino Real, y lo encontrarás justo al lado del parking que hay a la entrada del pueblo.

La comida es deliciosa, casera y abundante. Nosotros comimos una ración de cecina de león con queso manchego y unos chichos con patatas, y fue más que suficiente para quedar llenos… pero eso sí, ¡nos chupamos los dedos!

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Y tú, ¿ya conoces Las Médulas?

Si ya has visitado Las Médulas o vas a hacerlo en breve, no te olvides de contarme tu experiencia en los comentarios, ¡me encanta leerte! Dime cuál es tu rincón favorito, qué te ha gustado más y qué menos, tú lugar predilecto para comer… juntos crearemos una visión mucho más completa de este lugar fascinante, ¡te espero!